jueves, 28 de octubre de 2010

Dedicado a los profesores del Bosco.

Carta a un padre tocapelotas que, cuando su hijo suspende hasta el recreo, viene a acusarnos a l@s profesores de tenerle manía al niño, y a decirnos que el profesor particular le dice que no entiende los suspensos, porque el niño se lo sabe todo muy bien:

Estimado Señor XXX:

Por lo que me dice en su carta de ayer, da la impresión de que su hijo es gilipollas y usted mucho más, si cabe; pero visto lo visto creo que estamos ante un clarísimo caso de niñato malcriado que ha encontrado la manera de chantajear emocionalmente a sus papás y manejarlos a su antojo, y ustedes son tan idiotas que no solo le creen todas las tonterías a su hijo sino que además son capaces de minar la autoridad del profesor con tal de no ponerle límites su hijo. Deberian reconocer que dimitieron hace tiempo y que no estan dispuestos a asumir ningún sacrificio por la educación de su criatura.

Con eso estan consiguiendo crear una persona insegura, intolerante al fracaso, tiránica, y caprichosa.

Pero, en fin, allá ustedes, sigan consintiéndole absolutamente todo a su hijo, ninguneando a los profesores en su presencia y minando su autoridad. Eso traerá consecuencias. Asumo que seré señalado como el responsable de todo cuanto le pase al cretino de su hijo en el futuro (suspensos en el carné de conducir y desengaños amorosos incluidos), pero el problema seguirá siendo de usted. Haga algo ahora o déjeme en paz, que no tengo tiempo que perder en tonterías. Y tenga por segura una cosa: yo a su hijo le dejaré de ver (Dios mediante) dentro de cuatro o cinco años como máximo, pero usted lo va a tener en casa apalancado frente a la tele el resto de su vida. ¿A que acojona la perspectiva?

Sin embargo, lo que más me preocupa es que usted piense que yo soy igual de manejable y que su hijo piense que es capaz de manipularme tanto como a usted. La respuesta es no. A diferencia de usted, yo no soy tonto de baba ni tengo el encefalograma plano como una pista de aterrizaje.

Tengo el culo pelado de ver crios destrozar a sus familias solo por el placer de ver como se rompen, las huelo a distancia, y en este caso lamento comunicarles que su hijo apesta (los sobacos también, si, pero
ahora no me refería a eso).

Así que déjenme en paz usted, su mujer, su hijo, el profesor particular de su hijo y la colección de tonterías con las que me viene asaltando desde hace seis meses.
En otras palabras: VAYANSE TODOS A LA MIERDA.

Atentamente:

El Jefe de Estudios en pleno ataque de indignación

viernes, 22 de octubre de 2010

El mito del dualismo.

Desde Descartes, se ha venido insertando en pensamiento occidental cierto concepto indiosincrásico ya de nuestra sociedad (la europea). Este concepto mantiene que existe una división entre cuerpo, materia, cerebro y "alma", "mente" etc. Debemos recordar que Descartes desarrolla su pensamiento en una época en la que el pensamiento cristiano empapa todo su entorno y por tanto a él mismo. El dualismo cartesiano no es más que una adaptación del pensamiento cristiano a nuevas corrientes como el empirismo típico de los ingleses que venían pisando fuerte.

No hay duda de que aún hoy existe una fuerte concepción del ser humano como una máquina y un fantasma, así lo denominó Gilbert Ryle, "el fantasma en la máquina". En su libro "El concepto de lo mental" se desarrolla una aplastante crítica lógica del error que se comete al partir de una base dualista para desarrollar cualquier razonamiento respecto al ser humano. La cuestión es que mis pensamientos formulados simbólicamente en mi cabeza mediante el lenguaje que he aprnedido, no pertenecen a una realidad física distinta. No son "mi alma", o "mi mente", son el resultado de los procesos de computación de mi cerebro, que no sean observables no significa que pertenezcan a una realidad física diferente.

Pongamos un ejemplo, la gravedad. ¿Alguien es capaz de observarla, de manipularla? No, la gravedad es inobservable, no se puede manipular, es un proceso del cual solo podemos observar los resultados, pero eso no hace que esté en un plano físico diferente a mis células o a una molécula de hidrógeno. En una ocasión un profesor de carácter jesuíta, cuestionó esto exponiendo que la gravedad se puede manipular, de hecho se hace lanzando en picado un avión durante unos...15 segundos aproximadamente, durante ese tiempo se produce una "ingravedad", pero eso no es manipular la gravedad, es simplemente utilizarla para crear un resultado diferente al habitual. Por ejemplo, yo tengo un martillo (la gravedad) y habitualmente clavo clavos con él (camino sin salir flotando), pero un día en lugar de clavar un clavo golpeo una piedra con mi martillo para romperla (lanzo un avión en picado conmigo dentro y veo como empiezo a flotar en la ingravedad) . No he cambiado el cabezal del martillo, no he manipulado el martillo en sentido alguno, sus características son exactamente las mismas, pero lo he utilizado para otra cosa, esto es lo que se hace con la gravedad, se utiliza para esto o aquello, pero no se puede manipular.

El caso es que, este fenómeno está en un mismo plano físico que el resto de fenómenos observables (como la combustión de un trozo de carbón al contacto con una llama). Sin embargo, aún hoy se utilizan expresiones empapadas de cierto dualismo como "leer la mente". No hay forma de leer "la mente" a otra persona, esta expresión se refiere simplemente en que en determinado momento una persona emite una conducta verbal que nosotros íbamos a emitir a su vez, nada más.

Esto hace que nos planteemos, ¿si no tenemos mente, entonces, en qué nos diferenciamos del resto de animales? Pues nuestra diferencia con una animal no es tan grande ya que nosotros somos animales, la diferencia entre un perro y una persona es solo cuestión de grado. Me explico, el perro y la persona utilizan un mismo proceso en sus respectivos cerebros, la computación. La diferencia no radica en que nosotros poseamos "mente" y el perro no, la diferencia radica en que nosotros poseemos un cerebro mucho mayor y unas características físicas (aparato fonador, posición bípeda...etc.) que nos permiten llevar a cabo procesos de computación mucho más complicados que los del perro pero no más complicados porque tengamos algo diferente al perro, es simplemente porque poseemos más base material.

Alguien podría pensar "un elefante tiene el cererbro más grande que nosotros", pero un elefante no tiene tantas circunvoluciones en su cerebro como una persona, además no es bípedo y su aparato fonador no le permite tener un lenguaje articulado.

De momento no somos capaces de explicar cómo hacemos para caminar bípedos, ya que simular esto en un robot implica una cantidad de cálculos vectoriales impresionante, pero lo que sí está muy claro es que no somos DIFERENTES en mayúsculas al resto de animales.
Esta posición es la que mantienen las ciencias naturales, un monismo dualista.

La cuestión es, ¿dónde deja esta conclusión la idea de dualismo y de religión, la idea de "superioridad del ser humano" ?